La pérdida de memoria, a menudo vinculada con el proceso del paso del tiempo, es un tema de interés científico. Es común asociarla con la vejez y según estudios, se sabe a partir de qué edad se puede iniciar.
Es habitual que las personas experimenten olvidos menores como no recordar qué iban a hacer o dónde dejaron objetos cotidianos como las llaves.
Estos episodios, propiciados por el estrés o la ansiedad, son generalmente inofensivos y pueden ser mitigados con hábitos de organización y una actitud calmada ante el olvido, reseña Topdoctors.
Ese mismo medio agrega que la percepción de la pérdida de memoria tiende a ser reportada con más frecuencia por mujeres que por hombres, lo cual podría estar relacionado con la tendencia de las mujeres a realizar multitareas, una habilidad que puede disminuir con la edad.
A qué edad empieza la pérdida de memoria
En cuanto a la edad en la que comienza la pérdida de memoria significativa, estudios como el publicado en Dement Geriatr Cogn Disord Extra indica que el declive cognitivo puede comenzar gradualmente después de los 30, pero es después de los 60 años cuando se puede observar un aumento más marcado.
Estos cambios cognitivos se estudiaron a través de pruebas de fluidez verbal y memoria, y aunque varían de persona a persona, son considerados parte del proceso natural de envejecimiento.
Según la neuróloga Sharon Sha de la Universidad de Stanford, reseñada por El Debate, existe una ligera disminución en la capacidad de memoria con la edad. Por ejemplo, un adulto joven puede retener en su memoria hasta siete números, mientras que una persona de 60 años podría recordar seis.
Además, en pruebas de fluidez verbal, como nombrar animales, se observa que las personas mayores de 55 años listan un 4% menos que aquellos menores de 55. Sha señala que, aunque el cerebro alcanza su apogeo cognitivo a mediados de los 20 años, la agudeza mental tiende a disminuir paulatinamente con el tiempo.
Cómo prevenir el deterioro cognitivo
Prevenir el deterioro cognitivo es posible. La clave está en adoptar hábitos diarios que respalden la salud cerebral como por ejemplo:
Higiene del sueño
Una higiene del sueño adecuada es indispensable para cuidar la memoria. Tratar trastornos como la apnea del sueño es fundamental para que el cerebro reciba el descanso necesario para su óptimo funcionamiento.
Interacciones sociales y buena alimentación
Las interacciones sociales y una dieta equilibrada también juegan un papel importante. El portal antes citado recalca que fomentar las relaciones personales y consumir una dieta rica en frutas, verduras y proteínas magras son fundamentales para el bienestar cerebral.
Actividad física
El ejercicio físico, especialmente el aeróbico, ha demostrado tener beneficios significativos para la salud del cerebro.
Sin embargo, cualquier actividad física, como el entrenamiento de fuerza o pasar tiempo en la naturaleza, contribuye positivamente. “Simplemente salir y mover el cuerpo es mejor que nada”, afirma la experta al medio ya citado.
Estimulación cerebral
La estimulación mental a través de aprender nuevas habilidades, como un deporte o baile, no solo proporciona ejercicio físico sino también oportunidades de interacción social y desafíos mentales, enriqueciendo así la salud cerebral.